Objetivo Principal
El coronel Percival Harrison Fawcett

Florencia Mayra Gargiulo
Explorar, la quinta esencia. 

De hecho, antes de empezar este artículo estaba escribiendo sobre los Awás: una de las últimas tribus aborígenes de Brasil que vive amenazada constantemente. Las causalidades existen y se hacen presentes, aquí o allá vemos señales que nos van diciendo por dónde va la cosa. Por esta razón estoy a punto de emprender un viaje en su búsqueda.

¿Qué busca realmente un explorador? ¿La curiosidad a flor de piel, buscando la mejor gota de lluvia, la más rara, la más antigua? ¿Quiere ser famoso? ¿Se busca a él mismo en el reflejo de una civilización “perdida”? 

La necesidad de control nos lleva a socavar el mundo entero para no perder las riendas de todo lo que existe y vive en conjunto con nosotros, y si nuestra mediocridad no nos permite alcanzar la extensa tierra posiblemente fantasearemos un millón de hipótesis colectivas que nos conformarán.

Fawcett, temerario ante todo, se dejó llevar por la duda. Muchos de nosotros solemos hacer eso ¿pero cuántos dedican su vida a ello? 

En 1886, cuando tenía apenas 19 años de edad trabajó en la Artillería Real y sirvió en Trincomalee (Ceylon), más tarde trabajó para el servicio secreto en África del Norte y aprendió el arte del topógrafo.

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Dicen las malas lenguas, o las entrenadas para el caso, que cuando Percy telegrafió a su esposa el 29 de mayo de 1925 indicando que estaba cruzando el Alto Xingú, un afluente del sudeste del río Amazonas -ya en sus últimos momentos- lo hacía cojo y desvastado al igual que su hijo y el amigo de éste, Raleigh Rimmell. Los tres formaban el grupo expeditivo Z u Objetivo Principal, (nombre que Percy le otorgó a la zona de Mato Grosso); habían perdido la memoria y Fawcett se había convertido en jefe de una tribu caníbal. 

Mi vegetarianismo me vuelve un poco impresionable, pero pienso que hay un momento para todo en la vida, y si uno sabe cuándo son estos momentos, ¿qué más que entregarse a los impulsos?

Muchos son los rumores entre los indígenas de la región que dicen conocer el supuesto destino final del explorador. También los exploradores Arne Falk-Rønne y Orlando Villas Boas afirmaban conocer el paradero de los huesos de Percy: ellos cuentan que la tribu Kalapalo los había matado ya que éstos habían tenido un accidente en el río y habían perdido parte de los regalos que habían traído para las tribus, y seguir camino sin ellos suponía una violación al protocolo local. Luego la tribu desmintió dicho rumor. 

Todo parece demostrar que nadie tiene certezas con respecto a su muerte, sus pasos finales o sus movimientos exactos; seguramente si hubiese existido Twitter por entonces todos sabríamos a cada segundo el paso a paso de sus huellas, pero, claramente, le quitaría todo lo que realmente nos hace interesarnos en él. 

Hollywood se aproxima a realizar una película con Brad Pitt interpretando al susodicho. Cuando las manos de la parafernalia tocan todo con su barita convirtiéndolo en billete se pierde un poco la magia ¿no? 

Nosotros la generación Z, será… ¿Será que ya somos una ciudad perdida?
Que la reencarnación de Fawcett nos salve del infantilismo tecnológico. 

La sed de descubrir lo que nadie descubrió: así quiero vivir, así únicos como somos. 

Yo creo que este topógrafo más que intrépido abrió varias de las puertas a la percepción. Con la necesidad en el puño recorría el lado oscuro de la selva, llevando conservas alimenticias, leche pulverizada, armas, cohetes de señales, un sextante y un cronómetro (inventado por John Harrison) para determinar la latitud y las longitudes. 

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La estatuilla de basalto de veinticinco centímetros de alto representaba un sacerdote mostrando una especie de tabla con signos en bajorrelieve, quizás silábicos, conseguida por su amigo H. Rider Haggard (autor de Las minas del Rey Salomón). Este amuleto Atlante (confirmado su origen por un psicometrista) lo llevó consigo gran parte de la expedición. Su origen nos abre ahora la puerta a Atlantis, y en base a este hallazgo nos encontramos a los intraterrenos y a la llamada teoría de la tierra hueca: esta teoría cree en la existencia de una población superior que vive en el interior de la tierra. Los defensores de esta creencia propugnan que existen dos aperturas, una en cada polo, custodiadas en secreto por los gobiernos. Tanto en la Biblia como en otros relatos, entre los que se encuentran los escritores Julio Verne, Edgar Allan Poe, H. P. Lovecraft, y John Uri Lloyd, autor del emblemático Etidorhpa, hacen referencia a esta teoría. Halley (el descubridor del cometa) también afirma su creencia en este mundo. También el almirante estadounidense y explorador, Richard E. Byrd publicó un informe donde afirma haber visitado una ciudad oculta cuando sobrevolaba el Polo Norte. 

Tantos mitos… la Biblia, la Cábala, la Geometría sagrada, el manuscrito 512 -un documento portugués del año 1753 usado por Francisco Raposo (siglo XVIII) para adentrarse en la selva del Brasil central-. Este informe y el testimonio de O´ Sullivan Beare en 1921 le bastaron a Percival para recorrer la región del río Gongogi (Estado da Bahia, Brasil) y recolectar nuevos testimonios de la existencia de ciudades perdidas.

El Manuscrito 512 se encuentra en la biblioteca nacional de Río de Janeiro, sección manuscritos, obras raras:

Francisco Raposo partió al mando de 18 colonos, y después de muchísimas aventuras, más allá de una enorme zona lodosa, tuvo que atravesar escabrosas montañas. Una vez que lograron pasar a la otra parte, vieron unos claros y a lo lejos, la selva virgen. Enviaron a unos cuantos nativos para el reconocimiento, y cuando éstos regresaron, dijeron que habían encontrado las ruinas de una ciudad perdida.

Escrito por J. Barbosa y dirigido al Virrey de Brasil Luis Peregrino de Carvalho Menesez

El manuscrito indicaba luego que Raposo se había adentrado para explorar el área encontrando una gran ciudad de piedra con muros colosales parecidos a los de Sacsayhuamán.En el corazón de la enigmática ciudad se encontraba una plaza en cuyo centro había un monolito negro muy alto, al final del cual había una estatua de un hombre que indicaba el norte. *** Me fui a tomar un café, me senté aleatoriamente en una mesa del medio pero más tarde miré más detalladamente las fotos de famosos colgadas a mi alrededor, la foto de Indiana Jones enfrente mío me asaltó con su mirada de furtivo en celo. Ya no me parece extraño que siempre se aliñen las cosas en un mismo punto. Mirás algo, tomás algo y todo lo demás se arrastra detrás de eso, con una fuerza magnética inverosímil. Este personaje, guiado por las letras, por su imaginación y por los libros de su hermano Edward Douglas Fawcett, dio sus primeros pasos a Sudáfrica por encargo de la Royal Geographical Society (institución británica fundada en 1830, encargada del desarrollo de la ciencia geográfica) en 1906; supongo que buscaba que su aventura literaria se convirtiera en realidad, en carne salvaje. Nadie sabe quién fue, dónde murió, que pasó con él, lo único seguro es que nació en Torquay, Inglaterra en 1867. Hoy son pocos los que en busca de…Conocemos más a Indiana Jones o la novela “El mundo perdido” de Conan Doyle que la inspiración que creó a los famosos personajes. *** Serra do Roncador deriva su nombre de los extraños zumbidos que produce el viento en las rocas de la zona, como si silbara entre ellas, a aproximadamente 300 km de norte a sur entre los ríos Xingú y Araguaia (afluente del Tocantins). Los exploradores partieron de Cuiabá y caminaron hacia el río Xingú con dirección noroeste, luego de ocho días de camino, llegaron a un punto llamado “campamento del caballo muerto” (11° 43’ Sur - 54° 35’ Oeste), donde se separaron de los guías y no se supo más de ellos. Cien rescatadores murieron tratando de develar el misterio de los huesos de Fawcett, haciendo caso omiso a las instrucciones que éste dejó antes de partir a Brasil en su expedición final: “Si él y sus compañeros no volvieran, ninguna expedición de rescate debería ser enviada, o, al contrario, los rescatadores sufrirían su destino”. Entre las expediciones realizadas se encuentra la odisea del estadounidense Albert Winton quien se adentró en la selva del Roncador, pero no regresó jamás; entonces el suizo Stefan Rattin en 1932 junto con el periodista Horacio Fusoni, organizó una expedición al mando de 14 hombres brasileros y paraguayos sufriendo finalmente el mismo destino que el anterior; en 1937, el explorador Willi Aureli dijo que algunos autóctonos Carajá se referían a un gran jefe blanco que vivía con los Xavantes en lo profundo de la selva. También el investigador Henry Vernes comenzó a contar que Percy Fawcett estaba vivo y que había decidido vivir lejos de la llamada civilización; en 1996, René Delmotte y James Linch se adentraron en la selva, pero 12 de los 16 participantes fueron tomados prisioneros por los nativos y dejados posteriormente en libertad a cambio de bienes materiales. Siempre caemos tarde en todo, pero, gozosa o desgraciadamente, le sacamos más provecho quizás que el que abrió el camino. Una película, un informe, un libro, una investigación final, cómics, cualquier usufructo es bueno para entretener a las masas con anécdotas del pasado. El director de televisión Misha Williams, que había estudiado papeles privados de Fawcett, afirmó que éste no había tenido la intención de volver a Gran Bretaña sino que había deseado fundar una comuna en la selva basada en principios teosóficos y en la adoración de su hijo Jack. En el 2003 Oleg Aliyev también tomó parte de las vivencias que Fawcett había experimentado haciendo un documental ruso donde le sacaba jugo al supuesto último paradero del militar. Su padre, nacido en la India, fue miembro de la Royal Geographical Society y su hermano Edward Douglas Fawcett fue alpinista, ocultista oriental y escritor de novelas populares de aventuras. Un ceno expeditivo en la sangre, o al menos ves perros andinos con dos narices o anacondas gigantes como éste decía ver. En el 2005 el reportero David Grann visitó la tribu Kalapalo donde la historia oral decía lo siguiente: Fawcett y su equipo se habían quedado en su pueblo y luego se habían marchado en dirección hacia el este, la tribu les advirtió que no tomaran ese camino, pues serían muertos por "indios feroces", sin embargo ellos siguieron. Los Kalapalos observaron el humo de la fogata de la expedición cada tarde durante cinco días antes de que desapareciera. El artículo también relata que realmente existió una tribu monumental en aquel territorio como fue confirmado luego por el arqueólogo Michael Heckenberger. Las conclusiones de Grann están detalladas en su libro The Lost City of Z (2009). Según la versión de Brian Fawcett hijo (1906-1984) y el sobrino del explorador, Timothy Paterson (1935-2004), la Sierra do Roncador sería uno de los lugares sagrados del mundo, una puerta de acceso a un mundo subterráneo desconocido por los humanos. Los intraterrestres vivirían en el famoso Templo de Ibez donde se habrían retirado los descendientes de Atlántida poco después del diluvio universal. Paterson estaba convencido de que su tío había encontrado la entrada secreta que lo conduciría hasta Ibez, una especie de El Dorado Atlante, donde se escondería el misterio de nuestro incierto pasado y quizás el eslabón de nuestro futuro.